ENUNCIADO:

En un conocido plano de la ciudad de Valencia, fechado el año 1899, la ciudad se presenta disociada en dos núcleos relacionados por un largo trayecto, conducente a la dársena del puerto: en un extremo, apenas se esboza el perímetro del centro histórico (y su primer ensanche); en el otro, se dibujan las características manzanas alargadas del barrio marítimo de pescadores, antes Pueblo Nuevo del Mar (hoy, El Cabanyal-Canyamelar), anexionado por entonces a la municipalidad.

En el lado sur de una de esas manzanas, en las inmediaciones del que sería el futuro (y, hasta hace poco, problemático) paseo de Valencia al Mar, se construye algunos años después la que llegaría a conocerse como Casa de la Palmera, pues tomaría el nombre de la palmera ubicada en un ángulo del solar, en un pequeño patio —trasero o delantero, según se mire— que, en el plano levantado por el Instituto Geográfico y Catastral a partir de 1929, aparece curiosamente representado con cuatro parterres en las esquinas y una fuente circular en el centro —acaso, por entonces, la hoy solitaria palmera encontrara sus pares en otras tres que encuadraran, junto a la única sobreviviente, el patio—.

Durante un siglo, la casa se asomaría a través de un precioso mirador y mostraría orgullosa su característica silueta —a la que se superpondría, a su vez, la de la célebre palmera— al vacío urbano (luego, plaza y, finalmente, aparcamiento cubierto) que actualmente alberga el Mercado de El Cabanyal; hasta que, en 2009, y en virtud del ya derogado Plan Especial de Protección y Reforma Interior de El Cabanyal-Canyamelar, fuera demolida junto con otros valiosos inmuebles del barrio, a pesar de su declaración como Bien de Interés Cultural de 1993. La pretendida apertura del bulevar San Pedro, transversal a la prolongación prevista de la avenida de Blasco Ibáñez, condenó a la Casa de la Palmera a una, si no temprana, sí muy sentida desaparición.

Así pues, este segundo ejercicio de curso tiene como principal objetivo restituir la memoria de la desaparecida Casa de la Palmera, mediante una nueva construcción que responda a los requerimientos actuales de una vivienda unifamiliar. (El uso y la técnica contribuirán, confiamos, a la datación de la nueva obra.)

PROGRAMA:

La vivienda se destina a una familia monoparental compuesta de un adulto y dos niños. El adulto es un apasionado de la lectura, trabaja fuera de casa y se desplaza en bicicleta o transporte público. Recibe frecuentemente la visita de su madre, amante de la cocina casera y de las conservas, que vive lejos (dejó el barrio para mudarse a otra ciudad y todavía guarda algunos muebles, enseres y trastos viejos): no deja pasar un mes sin ver a sus nietos. Los niños querrían jugar en la calle, pero ¡ay!, la seguridad… Los sábados por la mañana acuden al mercado vecino y, a veces, los domingos, celebran reuniones con familiares y amigos. (Otras veces sólo desean sentir la atmósfera protectora del hogar…). Tienen previsto financiar parte de la operación con un pequeño apartamento en alquiler (que enriquecería, por añadidura, su modelo de convivencia). Comprometidos con el barrio, son conscientes de que su casa podría contribuir, en virtud del ejemplo, a su regeneración.

DATOS DE LA PARCELA:

6,25 x 22 m2 = 137 m2 (aprox.) (Número máx. de plantas: baja + 2).

VIVIENDA:

Vestíbulo, almacén, sala de estar, biblioteca, comedor, cocina, aseo de respeto, sala de baño, 2 dormitorios dobles, 1 dormitorio de invitados, zona de juegos, apartamento-estudio* (*léase: zaguán, hogar, alacena, balcón, mirador, fuente…), patio y/o jardín.